En los viajes, uno se va cruzando con personas que te dicen lo que estabas esperando. Buhos, les decían, les digo. O puertas que se abren en nuestra mente. Este poema, fue un buho.
Teoría de las puertas
Luis Vidales.
Soy alguien dado a investigaciones científicas. Últimamente he descubierto una teoría del equilibrio.
Ante todos los sabios del mundo yo siento mi teoría del equilibrio.
Cuando una puerta se abre, la puerta equidistante, al otro lado del mundo, se cierra irremisiblemente.
Por esto —y todos lo hemos visto— de golpe, las puertas se cierran solas.
El día que todas las puertas se abrieran a una vez, el mundo quedaría lleno de huecos y el viento se entraría en ellos y se llevaría la tierra por los espacios ilímites.
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lunes, 13 de junio de 2011
sábado, 22 de enero de 2011
Sal a la francesa
Dificil el teclado frances. Estoy recorriendo Paris con el ultimo escritor baudeleriano o el ultimo flaneur, Giulio, el grande. Charla, cafe, vino, charla, cafe, vino. Futbol, minas, libros, futbol, minas, libros. Autodefiniciones de Giulio: "no me gusta la velocidad", "me gusta la belleza", "no me gusta la violencia a los animales", "no me gusta compartir".
La sal es ballena.

La sal es ballena.


domingo, 10 de octubre de 2010
lunes, 23 de agosto de 2010
Whale Biking

Para el amigo Mauro, bicivolador, una señalización ballenera. Acá, también cruzan ballenas.
Próximamente, algo sobre el andar a tracción humana en esta ciudad.
Llegaron las 6000, de paso.
domingo, 22 de agosto de 2010
Sweet home

Puf. Hace rato que quería sentarme a bucear un rato. Berlín no llama a quedarse sentado en la pc muchas horas. La frase era "la vida es un verano". Si todos los veranos son así, la vida está llena de Berlín. Tardes de parque, picnic y cerveza. Asado aquí, bicicleta por allá. La noche se acuesta con la misma temperatura que la mañana. Dan ganas de caminar, de perderse, volver a encontrarse. Decidí no usar mapas más que antes de salir (google maps, las combinaciones de subte y tren). Por eso me perdí diez mil veces, unos cuantos subtes. Curtite la ciudad, era la idea. Perdiéndose es la única forma de re-conocer los rastros. Tanto es así que me quedé en bolas en la medianoche del martes, después de la milonga. Volví a gamba, una horita, pa la milonga otra vez. No se puede planear todo, le dije al ángel que salvo mi noche. Su rostro me decía que a ella no le hubiera pasado eso, y que, de pasarle (nunca nunca le hubiese pasado), no hubiese sabido cómo reaccionar. No está en su programación. Claro, yo también intento programarme al estilo alemán. Pero qué? Ver irse el tren y, en consecuencia, repensar qué toca hoy es un ejercicio sano. Allí, cuando no había más transporte hasta el próximo día, ese alma me prestó un colchón y unas tazas de café en su casa.
Domingo de verano. Domingo de vida. Pese a la amenaza meteorológica de que ayer era el último día de verano, hoy vuelve el sol, el calor no común para Berlín. Creo que toca fulbito, karaoke en bicicleta, terminar unos laburos. Después viene el reencuentro con la casa en la que nunca viví, pero que al verla sentí que ya la había vivido. Raro, no? Desde que llegué al portón, después cuando vi las dos ventanas enormes con vista a las vías del tren, cuarto piso. Siempre la pregunta por el tiempo. Cuánto nos acercamos a vivir un tiempo pictórico y no lineal? Ya viví ahí? Realmente ya estuve viviendo ahí? Posiblemente. También es pregunta por la semejanza. Qué idea de hábitat tiene el hombre? Ver la cueva, el rancho. Mejor dicho, confeccionar el cueva, armar el rancho. Con qué idea de cueva y rancho? Con la que recuerda de otra vista o con la que sienta a su imagen y semejanza? La imagen de su sentimiento de hogar? Qué de común hay en los habitantes de dicho hábitat? Como en la imagen del buzosnorkel y la ballena. La ballena también tiene ganas de hacer turismo por Buenos Aires, por Berlín?
Se me viene al recuerdo el vuelo a Frankfurt. Pasaron un documental de ballenas y cómo nuevas tecnologías podían sopapear una cámara en el lomo de la ballena. Ver cómo se mueven, cómo se conducen, el movimiento en el mar de las ballenas.
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lunes, 9 de agosto de 2010
Trampolín

Gracias Rita F.!!! Santiago K. el próximo va el tuyo.
Ando con poco tiempo y poca internet. Pero ando.
Breve. Un trampolín en el medio de un lago. A la orilla árboles. Detrás de los árboles la aurora. Cerca de la aurora Berlín. Estamos a unas horas de Berlín. Viviendo en una casa de verano para chicos, niños. Un lugar, un heim para la felicidad del verano. En estos días, escuché -ya no sé en qué lengua- la vida es como un verano. El lago tiene olas suaves, casi que ni son olas. Los niños saltan una y otra y otra vez. Salen del agua y saltan. ¿Cuánto habría que pagar por saltar de un trampolín en Bariloche?
Zas. Interrumpen mi blog ballenil. Acá la mesa de comandos es compartida. Se pierde un poco la trama. En el tango safari hay poco lugar para el silencio. Sólo en el lago, pero donde no llega la red. Por suerte. No me bancaría la quietud del lago interrumpida por los teclados.
Se renueva el silencio. Puedo ver el trampolín. Solito en el medio del lago. Una señal, pájaros no había. Había aurora que también se espajaba en el techo de la habitación. Todo parece ir para el mismo lado.
sábado, 31 de julio de 2010
Prrrrrrrrrr

Me estoy volviendo loco. Doctorados varios o ninguno (y eso que ni empezaron). Traducciones un montón, pero gratis (y eso que no terminé las que adeudo). Despedidas todas y siempre puede haber una más (aunque faltaron el 95 por ciento). Si el mar estuvo quieto, es porque se viene el tsunami. Si cambia el paisaje, que sea para un horizonte más bello. Escucho el ruido de los motores. De niño, los labios vibrando imitan el ruido de los motores: "pprrrrrrrrrrr". No sé qué grado de realidad tiene. Pero empujemos todos para que la ballena arranque.
domingo, 18 de julio de 2010
Berlin

Falte poco, por no decir menos. Estoy lacónico. Es casi un mutismo o enmudecimiento de despegue. Ansiedad total. Ya extraño. Cómo quisiera llevar bsas a berlin. Subir todo a un barco y partir con la maleta llena de buenos aires. no sé porqué voy. pero voy. hay un quetrenquetren que suena en mis oídos. y el paisaje de tarde, un campo amarillo que acompaña la mirada y el horizonte que esconde las preguntas que todos sabemos. allá me espera buenos aires también? son dos cosas distintas. siempre me gustó viajar. a quién no? pero nadie quiere dejar cosas, algo o la misma nada. no quiero dejar nada y que todo venga conmigo.
el subte berlinés, ubahn que le dicen. y las corrientes que la ballena alguna vez recorrió pero que pronto, por no decir ya, está empezando a recordar.

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miércoles, 14 de julio de 2010
El oráculo

Eeeeeeeeeeeeeeesto es una locura. Berlín ya llega y estoy preparando el futuro. Para eso estoy consultando al oráculo de Delfos....
Próximamente algunas novedades. Estamos en construcción...

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lunes, 28 de junio de 2010
Postales

Estas postales balleneras son para que me escriban cuando me vaya pa Berlín (3 de agosto). Antes podemos salir a festejar y despedirnos (que no tenga fecha de regreso no significa que no regrese, eh!). Quizás sean unas semanas o unos meses. Veremos cuánto duran los euros y cuánto extraño buenos aires (mejor dicho, mi vida por acá, a Macri no lo extraño).
En el entretanto, miro como un niño frente a discovery kids los partidos del mundial, las entrevistas, los programas que no son de fútbol pero hablan del mundial, los noticieros que repiten los goles, las repeticiones de los partidos, las conferencias de prensa, los resúmenes de las conferencias, todo todo. Como con la gripe A (dónde está, cuándo llega el fin del mundo?), volví a sentir la comunidad. Es decir, todos, aunque los que no quieran, saben algo, escuchan un rumor de jabulanis, un zumbido de vuvuzelas. Toditos mancumunados y conscientes que el destino (mediático) de la Argentina cambiará luego de este torneo. Todo un teatro de la realidad. Así como las guerras "sirvieron" (mejor digamos "pese" a las guerras) al avance técnico, tecnológico, científico en todas sus maneras y colores, los mundiales suelen ser campos de prueba y ejecución (acompañados por el consumismo) de los nuevos chiches. Sea High definition, sea televisión digital, sean pelotas jabulanis, sean cámaras increíbles (dónde queda la poesía desde los relentos de las imágenes?), sean los botines estelares que pesan lo que un telgopor. No vamos a retomar las comparaciones del fútbol como épica, la guerra y el fin del mundo. Nuestro lema es: "queremos más mundiales y menos guerras".

pd: muy frívolo el post no?
lunes, 14 de junio de 2010
Bache

Baches. Definción o condición ontológica del tiempo. Grietas, cráteres. Bache. Che. El bache junta agüita, ese charquito que dura, unos días dura. Pero vuelve, como un lago, pequeño pero lago al fin. Y, pese a los gobiernos, en las calles reflorecen los baches, cual malezas, o como los quebrachos en el monte. El bache nunca deja de serlo. Para los vecinos, saben que siempre estuvo ahí. Y tape quien los tape (los candidatos pasan y puede ser más importante que la seguridad) los baches vuelven a estar donde siempre estuvieron. El ser del bache es amable. Nadie puede negar la simpatía que provoca. Tanto a los peatones que los saltan como a los conductores que los esquivan. Forma del paisaje y ya. El bache, lindo el bache. Sabemos, empero, que no podemos dejar que se reproduzcan como nómades. La vida sería un caos entonces. Será cuestión de enmendarlos, quizás de racionarlos. Pero ¿quién odia los baches? Vale la puteada. Vale. Pero también despiertan las ganas de nadarlos. De bucearlos. ¿Nos llevarán a otro mundo? "¿Qué hago acá?", se pregunta el bache. Y, por ende, a nosotros ¿qué querés que haga? "Bache sos" tira la mirada un sacudón. Bache, sí, podemos decirle. Es que siempre estás, como con ganas de tirarme y chapuzear. Aunque te tiremos toneladas de reboques, el bache está. Porque no es una cosa, ni un paisaje. Es una idea. El bache es una máquina de revelar vacíos. Como el sistema a cuerda de un reloj, los baches burbujean desde el querido recuerdo-presente. "¿Qué hacés acá?, glup, glup" el bache te devora. Muestra sus dientes, los miles taladros taktaktakt. Suave, suave, el bache remoja lo que se refleja. Apenas colores, pero los va amalgamando hasta que quede color charco. El bache, el bache. "Uy, ahí vienen a taparlo". Los vecinos aplauden. El bache se sigue riendo, porque sabe que está por hacerse en algún otro territorio del cuerpo.
lunes, 28 de diciembre de 2009
Una meseta
Una amiga dijo, exagerando, que el blog se volvió un diario íntimo. Bueh, no creo que sea por esto o por esto. A su pedido y para retomar los pensamientos oscuros va una de las Mil mesetas.
Todo veraneo, me quede, me vaya por ahí, tomo una de esos libros deseosos. Deseosos de extensión, deseoso de pretensión, deseoso de deseo. Al fin y al cabo, las ideas son atractivas. A Perú me llevé Ser y tiempo. A veranos pinamarenses La guerra del fin del mundo y Crimen y castigo. A Tucumán y Salta Tiempo y narración. Dijimos que leer es un viaje, nos dijeron. Bueno, cuando elijo un viaje y su libro, la elección se basa en su constraste, en su imposibilidad. ¿Se puede pensar la relación del tiempo y el ser en el medio de los andes cuzqueños? ¿Qué puede decir Heidegger de la catedral de Cuzco? Y si se trata de la costa argentina, qué decir de Raskolnikov o de El consejero. Y más allá de la incongruencia del espacio y el libro, lo que me libera es la lectura sin presiones académicas, sin mediación. Somos el calor, vos, el lenguaje y yo. Y entonces, las grandes teorías toman, a veces, un giro ficcional. Rozan lo fantástico.
Cuestión que este verano aporteñado, más allá de la traducción que me persigue y del capítulo de libro que no me deja dormir, tocó Deleuze. Leer "Rizoma", por ejemplo, es hacer una especie de terapia para quienes la primera materia de Letras fue un laberinto. Pero como todo lo siniestro, hay algo del regodeo. Y aquí estamos pensando rizomas. Y aquí, para mi amiga Lu, un fragmento.
¿Cómo no iban a ser relativos los movimientos de desterritorialización y los procesos de reterritoialización, a estar en constante conexión, incluidos unos en los otros? La orquídea se desterritorializa al formar una imagen, un calco de avispa; pero la avispa se reterritorializa en esa imagen. No obstante, también la avispa se desterritorializa, deviene una pieza del aparato de reproducción de la orquídea; pero reterritorializa a la orquídea al transportar el polen. La avispa y la orquídea hacen rizoma, en tanto que heterogéneos. Diríase que la orquídea imita a la avispa cuya imagen reproduce de forma significante (mímesis, mimetismo, señuelo, etc.). Pero eso sólo es válido al nivel de los estratos - paralelismo entre dos estratos de tal forma que la organización vegetal de uno imita a la organización del otro-. Al mismo tiempo se trata de algo totalmente distinto: ya no de imitación, sino de captura de código, plusvalía de código, aumento de valencia, verdadero devenir, devenir avispa de la orquídea, devenir orquídea de la avispa, asegurando cada uno de esos devenires la desterritorialización de uno de los términos y la reterritorialización del otro, encadenándose y alternándose ambos según una circulación de intensidades que impulsa la desterritorialización cada vez más lejos. No hay imitación ni semejanza, sino surgimiento, a partir de dos series heterogéneas, de una línea de fuga compuesta de un rizoma común que ya no puede ser atribuido ni sometido a significante alguno.
Todo veraneo, me quede, me vaya por ahí, tomo una de esos libros deseosos. Deseosos de extensión, deseoso de pretensión, deseoso de deseo. Al fin y al cabo, las ideas son atractivas. A Perú me llevé Ser y tiempo. A veranos pinamarenses La guerra del fin del mundo y Crimen y castigo. A Tucumán y Salta Tiempo y narración. Dijimos que leer es un viaje, nos dijeron. Bueno, cuando elijo un viaje y su libro, la elección se basa en su constraste, en su imposibilidad. ¿Se puede pensar la relación del tiempo y el ser en el medio de los andes cuzqueños? ¿Qué puede decir Heidegger de la catedral de Cuzco? Y si se trata de la costa argentina, qué decir de Raskolnikov o de El consejero. Y más allá de la incongruencia del espacio y el libro, lo que me libera es la lectura sin presiones académicas, sin mediación. Somos el calor, vos, el lenguaje y yo. Y entonces, las grandes teorías toman, a veces, un giro ficcional. Rozan lo fantástico.
Cuestión que este verano aporteñado, más allá de la traducción que me persigue y del capítulo de libro que no me deja dormir, tocó Deleuze. Leer "Rizoma", por ejemplo, es hacer una especie de terapia para quienes la primera materia de Letras fue un laberinto. Pero como todo lo siniestro, hay algo del regodeo. Y aquí estamos pensando rizomas. Y aquí, para mi amiga Lu, un fragmento.
¿Cómo no iban a ser relativos los movimientos de desterritorialización y los procesos de reterritoialización, a estar en constante conexión, incluidos unos en los otros? La orquídea se desterritorializa al formar una imagen, un calco de avispa; pero la avispa se reterritorializa en esa imagen. No obstante, también la avispa se desterritorializa, deviene una pieza del aparato de reproducción de la orquídea; pero reterritorializa a la orquídea al transportar el polen. La avispa y la orquídea hacen rizoma, en tanto que heterogéneos. Diríase que la orquídea imita a la avispa cuya imagen reproduce de forma significante (mímesis, mimetismo, señuelo, etc.). Pero eso sólo es válido al nivel de los estratos - paralelismo entre dos estratos de tal forma que la organización vegetal de uno imita a la organización del otro-. Al mismo tiempo se trata de algo totalmente distinto: ya no de imitación, sino de captura de código, plusvalía de código, aumento de valencia, verdadero devenir, devenir avispa de la orquídea, devenir orquídea de la avispa, asegurando cada uno de esos devenires la desterritorialización de uno de los términos y la reterritorialización del otro, encadenándose y alternándose ambos según una circulación de intensidades que impulsa la desterritorialización cada vez más lejos. No hay imitación ni semejanza, sino surgimiento, a partir de dos series heterogéneas, de una línea de fuga compuesta de un rizoma común que ya no puede ser atribuido ni sometido a significante alguno.
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domingo, 27 de diciembre de 2009
Desequilibrio en el balance
Hace dos años empezaba una travesía peruana. Ahora, sólo queda el recuerdo de ese aire extraño, de ese andar sin fines, de esas cicatrices que recorren el paisaje peruano. Ahora, queda este veranito porteño. Laburo y laburo. ¿Veremos una olita? ¿Llegará marzo con caipirinha? ¿O será cuestión de esperar el crudo invierno para tomarse el palo al verano berlinés? Veremos. De mientras, en el mar de las ballenas se revuelcan dos escritos (espero que salgan antes de año nuevo) sobre dos personas que, además del afecto que nos une, las admiro por haber logrado más de lo que soñaban. Y todavía les falta.
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