sábado, 29 de mayo de 2010

El fin

Traducir también es una conjetura. Los mitos-ideas que se conforman como explicaciones sobre el mundo y sus fenómenos se enuncian bajo la forma del “si x fuera tal, entonces ocurrirá y”. Estructura hipotética del “érase una vez” de Propp. Benjamin habla en “La tarea del traductor” de una lengua originaria, asignificante, donde está el tesoro de los significados. Hacia allí va el traductor cuando pasa de una lengua a la otra. Pero previamente, al reconocer los significantes, al leer los textos, se reencuentra con el primer acto de lectura que es la contemplación de las estrellas, una mirada muda. Esta misma lectura de las cosas es la que inicia el mecanismo de explicaciones, las racionales y las míticas. La angustia ante la tragedia parece activar la noción de fin, de télos. Es un (pre)sentir la muerte, la propia y la del otro, que es una.

La muerte que supone el final no podría medir todo su alcance sino convirtiéndose en responsabilidad hacia el prójimo, por la cual, en realidad, nos hacemos nosotros mismos: nos construimos a través de esa responsabilidad intransferible, no delegable. Soy responsable de la muerte del otro hasta el punto de incluirme en la muerte. Levinas (2008: 57).

Casandra en Troyanas tanto como en Agamenón sabe de su muerte, pero no puede sino decirla atada a la del Átrida. Su muerte, irremediablemente, está esclavizada al destino de otra fatalidad. En este punto, La jetée y Twelve monkeys también recuperan este significado del mito-idea. Ambas parejas reconstruyen su inicio a partir del final y, en ese proceso, recorren un argumento, una vida. Es en la antesala de la muerte, sobre escena, donde Casandra pone en orden los acontecimientos, los narra. Lo mismo ocurre con los films: un recuerdo que se actualiza y cierra el relato. Sea cual fuera el télos, estas traducciones del mito-idea Casandra delatan la idea misma del mito como narración. En la misma dirección de Lévi-Stauss cuando dice sobre Mitológicas “Así este libro sobre los mitos es también, a su manera, un mito” (15), Casandra sería el mito del mito-narración, una suerte de teoría mítica del mŷthos. Casandra es una voz que accede a la totalidad del tiempo y los sucesos y allí crea una historia. Su compromiso con la muerte del otro, enlazada a la propia, o sea el fin de mi semejante, la civilización, hace que ese relato individual devenga colectivo y así otorga un sentido a su final.

Filatelia

Evangélica

Fuerza bruta, por Alfredo Zaiat

Una cosa es cuestionar algunos indicadores del Indec y otra muy distinta es otorgar credibilidad a índices que no resisten la mínima prueba de solidez técnica. Ese espacio de “no estadística” provoca un vacío que la ansiedad mediática, la especulación política y el instinto de supervivencia de funcionarios de primer nivel buscan llenar con indicadores privados. Cada uno tiene su motivación para ese comportamiento perturbador, pero no puede ocultarse que se trata de una elección política convalidar la producción estadística de consultoras de la city. Más aún cuando no esconden sus bajos instintos. Estos quedaron expuestos en forma contundente en expresiones de uno de los responsables de Buenos Aires City, agencia de referencia de algunos ministerios, de economistas heterodoxos y de la corriente mediática dominante. Nicolás Salvatore, de Buenos Aires City, escribió en su muro de Facebook (perfil público) el 26 de abril a las 8.41 horas: “Este gobierno termina con el mundial, es motivo de celebración. la inflación es un fuego santo, purificador, que incendiará a todo el kirchnerismo en la hoguera. Brindo por Phi (inflación esperada) esperado!! Y no solo brindo, me voy a encargar, como todos los meses, de que Phi esperado sea alto, muy alto, recontra alto, como diría el finado Guido Di Tella”.


Esta declaración de intenciones tiene la virtud de la sinceridad, cualidad no imitada por el resto de sus colegas, que se dedican a conjeturar el índice de precios aunque desean lo mismo que ese economista. A propósito, para no seguir contribuyendo a la confusión general, funcionarios y comunicadores sociales tienen a disposición una nota oficial que desmiente que Buenos Aires City sea un centro de investigación de la Facultad de Ciencias Económicas, atributo que se asignaba erróneamente (ver facsímil). En esa agencia también participa la ex directora del IPC del Indec Graciela Bevacqua. En lo que sí coinciden unos y otros especialistas de indicadores de precios a la carta es en ocultar que trabajan como asesores de diversas fuerzas políticas que aspiran a ser gobierno. Como se sabe, en esa instancia, los anhelos personales se confunden con la exigencia de realizar estudios serios sobre la realidad económica e indicadores estadísticos. Esto ha quedado en evidencia en más de una oportunidad a lo largo de estos años, con la conmovedora persistencia de esos economistas de la city en elaborar diagnósticos equivocados y, por lo tanto, proponer recetas de medidas que mostraron fracasar.

jueves, 27 de mayo de 2010

Viva la vanguardia!



La ilustración es de Beto Martínez, muy groso.
La traducción de Tomas B.
Ah, y el texto de un tal Peter Bürger, Teoría de la vanguardia.

miércoles, 26 de mayo de 2010

Se va la tercera

Vamos terminando la tercera de cuatro y se viene la lic. Todavía falta ojo. Pero de ser así, citaré a don diego. Feliz bicentenario, muy lindo todo no? Me llevó a la república, que escribí hace ya casi un año (qué rápido!)

Borrador pero quedarán unas líneas.

Twelve monkeys y la conjetura mítica

Más que La jetée, el film de Gilliam pertenece al género ciencia ficción, en cuanto al símil que hace Eco respecto de la novela de anticipación: “el mundo posible es posible (y verosímil) precisamente porque las transformaciones que sufre no hacen sino completar las tendencias del mundo real”. En este sentido, el film francés se refiere a una devastación provocada por armas nucleares durante la Tercera Guerra Mundial. Muestra una amenaza, pero no la desarrolla. En Twelve monkeys, en cambio, la trama explica cómo es que se acaba el mundo, cuál es el origen de la catástrofe. El problema en cuestión remite al contexto en que emergieron tales películas. Mientras la primera era contemporánea a la Guerra Fría, la segunda ha superado dicha circunstancia y el peligro se enquista en los todos los sujetos en tanto agentes biológicos. Tal discurso parte de un cientificismo que, durante los ochenta y los noventa, divulgó con igual tono apocalíptico el VIH y la contaminación del medio ambiente. Respecto de este virus, que se nombra en el film y aparece como un prototipo de peste, el mal reside en nuestro cuerpo, todos somos potenciales víctimas y victimarios. El alcance de las amenazas de ambos films es global e incontenible. En Twelve monkeys no es evidente el motivo de la dispersión del virus, aunque se insinúan intereses corporativos. Por otro lado, el mundo a proyectar en La jetée es menos preciso para la trama. El film de Gilliam, en cambio, apela a la actualidad del espectador, dado que su estreno fue en 1995 y el fin del mundo pronosticado es para 1996. Por lo tanto, el grado de anticipación es más contemporáneo y contrastable con la realidad. Según Eco, dicha anticipación adopta siempre la forma de una conjetura. Por ello, dice de la ciencia ficción que es “una narrativa de la hipótesis”, que es un “juego científico”. A principios de los noventa, el discurso imperante es el de la ciencia, una ciencia que puede entender y controlar todo, desde la cantidad de los glóbulos rojos hasta la capa de ozono. La ciencia es dios. Bajo las conjeturas de esta palabra divina, cual las de Apolo que llegan a los oídos de Casandra, se nos muestra una profecía (hipótesis) cientificista del fin: un virus aniquila a los humanos. Claro está que el discurso científico carece de sentimientos. Necesita de otro tipo de explicaciones para sostener la hipótesis científica, puesto que adivinar el futuro no se halla entre las premisas de la ciencia. El pensamiento mítico, la explicación no racional, puede confirmar una conjetura científica. Butor se acerca a este cruce: “la ciencia ficción representa la forma normal de la mitología de nuestra época: una forma que no sólo es capaz de revelar temas profundamente nuevos, sino de incorporarse la totalidad de los temas de la literatura antigua”. El mito de la ciencia, o una ciencia mitologizada, es lo que expone Gilliam en Twelve monkeys. Precisamente, esto lo resume el conflicto entre el instituto psiquiátrico y Cole, mediado y resuelto por la doctora Railly. La referencia explícita a Casandra también es mediada. A priori, no se la toma como mito viviente, sino como mito explicado, diagnosticado como enfermedad: el complejo de Casandra. No es casual que en ambos mundos temporales (el futuro de donde viene Cole y el presente donde aterriza) quienes dominan y controlan el destino colectivo sean médicos, psiquiatras y científicos, ayudados por las fuerzas. La figura de Casandra tiene una reencarnación bipartita. El dúo Cole-Railly la conforman. Mientras que Cole, esclavo, es el que conoce el fin (el télos), oye los signos que le dan los científicos dioses y reconstruye la sucesión de los acontecimientos, Railly es quien en el presente interpreta las acciones del enviado y vuelve su locura, incomprensión, en un discurso creíble. La doctora, a su vez, guía las acciones de Cole y reconstruye la historia (para el espectador) de los otros enviados. A la hora de reordenar la narración para el público, es necesario de ambos, porque Cole descubre la verdad en el presente decadente, pero Railly lo reconfigura en un plano superior de narración, aquel que le llega al espectador. Con su investigación sobre el complejo de Casandra, ella logra vincular y darle un discurso lógico a la secuencia de Cole y los enviados anteriores y futuros.
En torno a la locura, entonces, gira lo explicable y lo mítico de la narración de Twelve monkeys. ¿Será por la proximidad temporal entre la ficción y el espectador que se recurre a la locura y la incomprensión, ese grado intermedio entre lo creíble y lo increíble? ¿Sentirá él, Gilliam, ser un profeta? Detrás de todo profeta, hay un dios. Detrás de todo narrador, hay un director. Detrás de una obra, hay una especulación de mundo. Platón oponía lógos a mythos debido a ser el segundo no verificable, por tanto falso. No obstante, no omitía su grado de utilidad. El mito produce un encantamiento ventajoso (καλὸς), tal como ocurre con aquel sobre el destino de las almas en Fedón (114d). Si es el lógos origen del pensamiento razonado, en consecuencia de la ciencia, su cruce con el mito-idea Casandra y su realización en mito-ficción en Twelve monkeys no delata el antagonismo, sino la complementación. Gilliam conjetura con razones científicas y alerta con la sensación del fin basada en hipótesis míticas.

miércoles, 19 de mayo de 2010

La jetée


Corrección

Troya

Hécuba: el polvo, semejante al humo, en alas de los vientos me roba la vista de mi palacio.

Coro: se olvidará el nombre de esta región como todo se olvida, ya no existe la desdichada Troya.

Hécuba: ¿Lo habéis visto? ¿Lo habéis escuchado?

Coro: ¿El fragor de Pérgamo al derrumbarse?

Hécuba: ¿Tiembla la tierra, tiembla la tierra al desplomarse toda la ciudad?…

Estos versos que sobrevienen hacia el final de Troyanas, ¿qué tipo de perspectiva nos proponen? La ciudad que ya no es. Pero ese pasaje del ser al haber sido no se presenta como un devenir, sino como una irrupción. En todo caso, el devenir de Troya es la ruina, la imagen de lo inhabitado y de lo inhabitable. La ciudad pierde su funcionalidad, su movimiento, ya nadie la vive. Por el contrario, ella ingresa al mundo del recuerdo, del pasado. La idea de un paso del tiempo en el que el progreso no es tal juega con la angustia de la existencia: el futuro no es mejor. Hécuba dice en esos versos: “Vamos a vivir en la esclavitud”. Se tensan, entonces, las expectativas sobre la existencia. El espacio vivido en el presente es ruina y el futuro guarda esta imagen cadavérica. El sufrimiento de la ruina también se ancla en lo irrecuperable: no volver más a caminar Troya en tanto ciudad (sí, eventualmente, como ruina). El desarraigo no es sólo de lugar, sino de posibilidad. Si el presente es inhabitable (ruina), el futuro apocalíptico (la proyección de esa ruina), el pasado es entonces imposible (y trágico). La jetté de Chris Maker (1963) también expone una París arruinada como escenario en el que se inicia el relato, que lo resume en la imagen del Arco del Triunfo bombardeado. Terry Gilliam en Twelve monkeys (1955) homenajea este film y coloca como primera referencia a La jetté la ciudad de Filadelfia, desolada al invierno (un desierto) y a los animales sueltos (lo salvaje).

martes, 18 de mayo de 2010

Voces



En homenaje a Elena H.

Voces ideales y amadas
las de aquellos que murieron, o de quienes, para nosotros,
se perdieron al igual que los muertos.
A veces, en nuestros sueños, hablan,
a veces, en el pensamiento, el espíritu las escucha.
Y con su eco regresan por un instante
ecos de la poesía originaria de nuestra vida,
como música en la noche, lejana, que se apaga.

Constantino Kavafis

viernes, 14 de mayo de 2010

La caída

La caída...el juego que todos esperábamos. (Haga click) Gracias Visen.

Otro tema, La jetté y 12 monos. Es el fin.

jueves, 13 de mayo de 2010

El muelle

EEEE, bueno. Terminose la poética de Manuel Romero. Ahora toca el mito de Casandra, again. Pero esta vuelta el problema es el cine. Empecemos por La jetté de Chris Marker. El aleph de Borges anda por ahí, no? Más allá, con esta película entendí la experiencia temporal. Media horita dura, no cuesta nada.
Que la disfruten.

La jetté

miércoles, 12 de mayo de 2010

Lo que se viene...

lunes, 10 de mayo de 2010

Mama haceme grande que sonso me hago solo

Así le decía mi abuela a:

"A Grecia la auxilian y a nosotros nos empujaron a la caída"

quién lo dijo?

Por qué no lo dijiste antes? Ahora se te ocurre?

Juremos con gloria reír

Humor por el Bicentenario


El jueves 6 de mayo a las 19:30 hs. se reinaugura la muestra itinerante “Humor por el Bicentenario: O Juremos con Gloria Reír”, que reune a un destacado grupo de humoristas gráficos de todo el país.


Creada y coordinada por Marito, en su primera etapa la exposición contó con trabajos de Maicas, Pati, Jorh, Kappel, Furnier, Pugliese, Elmer, Sejo, Pinto y el propio Marito, a los que ahora se suman Nando, Flopez, Löwy, Almeida, Tute y Caloi, entre otros.

Todo esto lo encontrás en el Espacio Historieta de la Alianza Francesa de Palermo (Billinghurst 1926), con entrada libre y gratuita. Podés ver un adelanto en este link. (Javier Hildebrandt)


sábado, 8 de mayo de 2010

10 pe.

En todos los puestos de diarios ya está el Martín Fierro (edición Bicentenario del Diario Crítica). 10 pe. para la mochila del niño proletario, para el changuito de la abuela.

Agradezco al amigo Hernán M. que me invitó a escribir un breve prólogo (no me dieron más lugar, temían mi grandísima tesis sobre el MF). Asterisco: Esperemos que el diario Crítica pague a sus empleados.


Prólogo


Porque yo penando vivo, vine a este mundo a cantar y cantando me han de enterrar. A estas frases de Martín Fierro podríamos agregar el de perdurar siendo leído. Resumirían el devenir del héroe creado por José Hernández en una pieza de hotel allá por 1872. Desde El Gaucho Martín Fierro, el cantor tuvo un andar mítico por la cultura argentina. No sólo la venta de miles de ejemplares fue inusual para su época, sino que también en La vuelta de Martín Fierro (1879) el gaucho ya se sabía libro. En el prólogo a esta segunda parte, el escritor, que le pidió protección a su amigo Zoilo Miguens para el “pobre” primer Martín Fierro, ahora se dirige a los lectores reivindicando la moral gaucha. Asume la relevancia de su creación y, sin estimar la repercusión para las generaciones futuras, renueva el debate sobre la identidad argentina. Mimetizándose con la carrera política y periodística de Hernández, Martín Fierro dice de su cantar que no es divertimento. Él canta opinando. Así, recorriendo las pulperías pampeanas, este gaucho convierte su voz en tribuna.

Trae liciones el tiempo con sus mudanzas. Martín Fierro es llevado a la frontera por la ley y, al regresar, no encuentra ni su rancho ni a su familia. Todo es pérdida. En La Vuelta, en cambio, recupera a sus hijos y les hereda su saber. Al despedirse, convinieron “mudar” de nombre. En ese momento, Martín Fierro deja el personaje y pasa a vivir en esa polémica de lo argentino. Ingresa al panteón de los héroes patrios sin realizar grandes campañas ni gobernar ningún territorio, sino reflejando las penas de una población sin representación. Por ello, antes y después 1910, fue tomado como bandera, tanto por la revista anarquista de Ghiraldo como por aquélla en la que participaron Borges y Marechal. Mientras Rojas promovía su canonización como poema nacional, para Lugones formaba el espíritu argentino. En el Bicentenario, su lectura nos remite a los debates de su publicación y a las reflexiones posteriores. Si Martín Fierro sigue refundando lo argentino en la actualidad, es porque aún quedan penas por denunciar.

viernes, 7 de mayo de 2010

Agendalo (copipeist)

El compañero Santiago K. y el Licenciado A. P. (gusta de guardar su identidad, todavía no tiene fechibuk!) han hecho un gran avance contra la caza ballenera.
Ahora, a la hora del rescate, hacés un click acá (http://cor.to/ballena)y ya te zambulliste.
Merci, merci, clap clap.

Pd: estoy trabajando en eso.
Pd2: los dejo para que este viernes salga la milonga.

martes, 4 de mayo de 2010

Temporalidad ballenera

A la mierda

Para quienes conocen mi actividad académica, saben que esto es de suma importancia para mi investigación.

STEPHEN HAWKING: How to build a time machine

By STEPHEN HAWKING


Read more: http://www.dailymail.co.uk/home/moslive/article-1269288/STEPHEN-HAWKING-How-build-time-machine.html#ixzz0n0jaFK1r

A mi juego me llamaron (dale que va)

Suponer una poética del tango implica, en mayor o menor grado, un recorte y un sacrificio. Pues el objeto que sirve para representar esa totalidad, la hipótesis de una sistematicidad, tiene un origen, una continuidad y un “término” en constante interrelación con otros géneros y otros medios. El tango nace de diversos tipos de canciones y géneros poéticos. Una vez conformada cierta homogeneidad (ésta no es más que la posibilidad de una autorreferencialidad), el medio de difusión es la revista y el sainete, su proyección masiva se debe a la contemporaneidad de la radio y, posteriormente, del cine, lo que también afirmaría una estética de los ambientes y la vestimenta. Luego de este período de consolidación (institucionalización, podría decirse, debido a la estabilidad de tópicos, formas, “panteón ilustre” e impregnación en distintos medios), el tango se congela en la reiteración. Cabe mencionar, sin embargo, que en la actualidad hay un resurgimiento del tango que no sólo respeta la vieja escuela, sino que la innova y revive. Otro factor ineludible a la hora de recortar el objeto resulta ser la singularidad de la letra de tango, como señala Campra “en cada tango se revela el tango” (cursivas de autor). Esta idea de que cada letra es, a su vez, la definición del tango refleja la inconmensurable tarea de realizar una poética, incluso si se pretende abarcar un solo autor. Toda afirmación sobre una palabra, un verso o una entonación puede desplumarse rápidamente con alguna relación paradigmática que remita a otro letrista, otra época, otro intérprete y, en algunos casos, puede ocurrir también dentro de la poética del mismo autor. Por supuesto, la hipótesis refutada genera otras y, quizás, esa sea la lógica a seguir, concepto que no podría remitir más que a la hibridez y la mutación. Hecha esta breve problematización sobre el objeto –que no creo agotar ni que se le adjudique solamente a mi investigación–, es menester indicar lo propio de las fuentes y las versiones. Entrevistas y anecdotarios (documentos escasos y de poco acceso), chismes y otras vías de la oralidad (siempre basados en la memoria y sus tergiversaciones) resultan ser fuentes no siempre fiables, pero sí necesarias. Algo similar ocurre con la letra. ¿Es la palabra escrita en la antología o es la cantada en la grabación? El soporte es, entonces, otra mediación que no nos conduce al “original”. Por eso, el carácter afirmativo del trabajo no debe ser escuchado de esta manera, sino ser insertado en ese “vago” mundo del tango. Se trata, más bien, de la transcripción de un murmullo que, como tal, intentará acomodar algunos sentidos en detrimento de otros.

lunes, 3 de mayo de 2010

No usaban gomina

Por estos días me ocupa la poética de Manuel Romero. Tanguero, dramaturgo, cineasta. Alguien que luchó "por el auténtico cine nacional", dice el homenaje a la segunda versión (1969) de la película Los muchachos de antes no usaban gomina (1937). Está obra basada en el tango "Tiempos viejos" fue llevada primero al teatro a principios de 1920. Como estoy en "eso", me estoy bajando la versión del 1937. En el entre tanto, miré la segunda que actúa Rodolfo Bebán. Alta tragedia. Tan perfecta es todo el drama. Cómo resumir, diagnosticar, las temporalidades y las vueltas de la vida. Y a eso aregarle el sentido ontológico del tango: la tragedia de haber sido y la de ya no ser.

Acá, la película del 69.

Pd: "La vergüenza de haber sido y el dolor de ya no ser", tango "Cuesta abajo" de Le Pera