Poner una foto del muro de hoy, sería no mostrar el muro. El muro puede uno representarlo, quizás, con videos, documentales, historias de otros. En movimiento, en narración, puede "entenderse" el muro. Pues estaba allí para, justamente, detener el movimiento. Los carteles, más frívolos, viven aún. No viven con su vida anterior (Friedrichstrasse, donde estaba el puesto de control militar, el "Check point Charlie", o con la advertencia real de "está dejando el capitalismo"). Viven, porque siguen teniendo su función primigenia: la de indicar. No importa qué. Los carteles señalan algo, seguramente algo distinto a otrora, pero señalan. El muro en Berlín hoy hace de "cartel", no de muro. Sirve a la memoria, al turismo. Está para la postal. En cambio, estos carteles, de calles, de recordatorio, de la memoria, nos dan una orden. Separan el mundo del lenguaje y el concreto. Vienen con dos significados, el de ayer, el de hoy, y una misma función. Por aquí, por allá. Entonces, ponen al cuerpo en movimiento, remueven la experiencia, nos dicen, ahora, antes, había que tomar decisiones.
Muy buen texto. Debo decir que yo vi el muro como turista... Colo
ResponderEliminarYo también! Aunque siempre tuve la fantasía de vivir esa época como espía...alguien no?
ResponderEliminarYo no tomy
ResponderEliminarYo vi el muro real con su función separadora hace 21 años. Si lo pienso ahora, lo vi como turista también. Con una gran curiosidad - casi voyeurista. Sin embargo, el muro que se había establecido en nuestras vidas cuotidianas fue mucho más brutál. Hm... podría escribir una novela sobre eso... lo dejamos para otro día.
ResponderEliminarHay muchas, pero queremos la noveeeela o algún relato, aunque sea breve
ResponderEliminarEl gran Joaquín también capta algo de toda esa época en su canción: http://www.youtube.com/watch?v=SWdOU4EdLpQ
ResponderEliminarColo
muy bueno!
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