sábado, 10 de octubre de 2009

Hoy VICTORIA, mañana las comas

Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual:
¿Cómo contar lo que pasó ayer dentro y fuera del Congreso de la Nación?

Por Santiago Kahn para elmardelasballenas y para la República



Hay una característica ontológicamente intransferible de la experiencia. Cuesta más al ver que, de lo que se trataba esta jornada, era nada menos que de una Ley bisagra para la historia política, social y cultural de la Argentina. Si a esto le sumamos la liturgia peronista de bombos, banderas, micros y aparato pejotista; la presencia de vastos grupos de estudiantes –eminentemente de carreras sociales, supongo- y de trabajadores de toda índole –pero sobre todo sindicatos de actores, técnicos, comunicadores, locutores, entre otros-; estamos ante un acontecimiento de una magnitud muy diferente a lo que los medios gráficos (y algunos audiovisuales) titulan hoy. El acto en apoyo de la Ley estaba organizado por la Coalición por una Radiodifusión Democrática, flamantemente reconocida por un trabajo que llevan adelante hace cinco años: los 21 puntos por el Derecho a la Comunicación. Admitámoslo, hace unos años, sólo la gente del palo sabía de ellos; los involucrados y los que nos topamos con ellos por su militancia, por ejemplo, en las Facultades de Ciencias Sociales y Carreras de Comunicación, el espacio o aire que tuvieron en medios alternativos y comunitarios, etc. En fin. Llegué temprano a la Plaza del Congreso, unos minutos antes de las 17 horas. Había visto y escuchado los primeros discursos a través de la Televisión Pública. Admito que ante las palabras de los Senadores Guillermo Jenefes y Carlos Reutemann (por el FpV en la Provincia de Jujuy y por el PJ de la Provincia de Santa Fe, respectivamente) empecé a creer que pese a ciertos vaticinios, iban a seguir tergiversando, mintiendo y operando hasta el final. No sabía, a esta altura, si podía o no torcerse la votación. En rigor, cuando aquel 18 de marzo de este año se presentó el (mal llamado) anteproyecto de Ley, la Propuesta de Proyecto de Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, que luego pasara por todo el país a través de Foros Abiertos, decenas de charlas organizadas oficialmente por el COMFER y cientos de actos, charlas y debates desde Universidades Nacionales, Partidos políticos, ONGs, Sindicatos de Prensa, Radios comunitarias, barriales, alternativas, etc., realmente creí que nunca iba tratarse en el Congreso. Y que si ocurría, no pasaba de la Cámara de Diputados. El tiempo, el revés electoral del 28 de Junio para el Kirchnerismo y una serie de factores que alinearon los planetas llevaron a que ayer, 9 de Octubre de 2009 (una fecha cargada de significaciones), se tratara la media sanción de Diputados.
Cuando se dice que se desplegó el aparato del PJ Bonaerense, que el Kirchnerismo copó la Plaza y afirmaciones similares, realmente me ofende un poco. Creo que éramos muchos los que fuimos de a pie, sin estandartes, más no sin convicciones. Descreo, eso sí, de cuántos y cuántas de los presentes siquiera habrían leído el texto de la Ley que se estaba debatiendo. Incluso es cierto que no era un material accesible (simbólica y materialmente) y que su lectura, aunque profundamente pedagógica, requería un nivel de competencias en materia de Comunicación, Historia de los Medios Argentinos, Derecho Comparado, etc. que muchos que estudiamos carreras afines tampoco no teníamos del todo. Aún así, los testimonios desde el escenario, los breves discursos de los numerosos miembros de la Coalición y algunos invitados, las intervenciones musicales muy diversas, la Radio Abierta montada por el Foro Argentino de Radios Comunitarias, hicieron que un trascendental momento de nuestra vida política, quizás hasta generacional, fuera una fiesta (muy poco que ver con el nefasto acto del otro día). Había un clima acorde a los colores de las banderas de los pueblos originarios, que flameaban sus representantes. Una algarabía signada por esa mezcla de individuos de distintos ámbitos y lugares que confluyeron frente al Parlamento. En un momento pensé, saltando entre la gente, que realmente era un día memorable. Que sabiendo de que Ley se trataba -una que no va a hacer la revolución, pero desde mi gramsciana perspectiva abre un mucho mejor espectro de posibilidades para ello- seguía siendo algo que meses atrás me parecía inconcebible. Cuando en la pantalla se vió el resultado de la votación, hay que admitirlo, en ese contexto, después de todo lo leído, lo hablado, lo discutido y lo estudiado en estos meses fue de una emoción enorme, de una ilusión políticamente adolescente quizás, pero aún así necesaria. Sigo dispuesto a discutir cada coma de la Ley, como lo hice en estos meses y sobre todo en estas últimas semanas. Sigo creyendo, también, que este no es el tema fundamental y fundante para nuestra vida política y social si se lo escinde de los problemas reales y profundos del país: el hambre, la pobreza, la violencia de género, la trata de personas, etc. Pero así como hay luchas y reclamos urgentes invisibilizados (el derecho al aborto, legal, libre y gratuito en hospitales públicos), necesitamos una desmonopolización de la palabra, construir un nuevo sistema de medios -construirlo nosotros- que recoja esta otra agenda, que es la que realmente vale la pena para cambiar algo en este mundo.

PD: Quedará para otra ocasión la revisión del texto en su parte técnica, en su dimensión burocrático-política, entre múltiples aristas que tiene la cuestión. Una de ellas, reveladora, es el rol que los medios y los trabajadores de los medios asumieron durante todo este proceso.

Foto: UDN – Hombre muerde perro, http://hombremuerdeperro.blogspot.com

3 comentarios:

  1. Es el principio del cambio, esperemos que también se vayan resolviendo los asuntos urgentes que golpean a nuestra sociedad enferma... por el bien de todos los argentinos que todavía creemos que pueden pasar cosas buenas en el entorno político.
    Mis felicitaciones al Sr. Kahn.
    Saya.

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  2. Celebro la gramsciana idea de que una ley no hace -nunca, creo, una ley por sí sola- la revolución, pero abre nuevas perspectivas. Y creo que, tampoco, como se dice acá, pueda hablarse política y socialmente de algo sin que el piso de nuestra discusión sean el hambre y la pobreza.

    Pero si lo que entendemos del mundo requiere de palabras -variadas, plurales- que recuperen estas cuestiones, y si en verdad con lo que ha sucedido se contribuye a ello, bienvenido sea.

    AP.

    PD. Celebro también, desde ya, la sinergia entre Kahn y la Ballena. ¡Por otras más!

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