lunes, 4 de enero de 2010

Volviendo

Para terminar el 09 y empezar el 10, es bueno escuchar los salmos de San Zaiat.

Lectura del sábado: Carta a los apóstoles económicos

La cifra 3,83 es humillante para ese elenco de mercaderes de la información económica, comportamiento que no es exclusivo de profesionales encolumnados en la corriente ortodoxa. En una piel hipersensible debido a décadas de inestabilidad, golpes de mercado y violentas devaluaciones –la última fue durante la gestión presidencial de Eduardo Duhalde–, el dólar es una extraordinaria variable de disciplinamiento social y de orientación de las expectativas económicas. Por eso no son inocentes ni fruto de estudios técnicos asépticos los pronósticos acerca de la evolución del billete verde, ni su eco amplificado por parte de empleados en medios de comunicación.

El 3,83 debería servir como aprendizaje para una mayoría obsesionada con la cotización del dólar para eludir esas trampas que alimentan incertidumbres y favorecen a minorías privilegiadas. Ese 3,83 revela también la escasa consistencia en la mayoría de los análisis económicos de amplia difusión en ámbitos del poder, que exponen el deseo del emisor más que un examen de las condiciones internas y externas de un determinado proceso económico. Esos últimos factores son los que definen la cotización del dólar en términos económicos. Varios son los elementos que intervinieron en la dinámica cambiaria en 2009, que si los economistas de la city los hubieran considerado se habría evitado el papelón. Bochorno que, en realidad, no les preocupa demasiado porque saben que son herramientas funcionales del poder económico y, además, sus yerros serán prolijamente ocultados con la complicidad de todos aquellos que le demandan pronósticos para el 2010.


Lectura del domingo: La inundación de la Mesa Grande

En ese municipio agrícola-ganadero, como en casi todos con estrechos vínculos con esa actividad económica, los grandes productores de la zona son venerados y temidos por el pueblo. Son los que “brindan” trabajo y “mueven” el circuito comercial e inmobiliario de la zona, a la vez que “otorgan” apoyo político a su intendente. Por las características de esas sociedades, un rasgo distintivo de esas localidades agrícolas es la prepotencia e impunidad del poder económico local. Si a esa configuración regresiva de las relaciones económicas se sumó en los últimos dos años la presión extorsiva de las cámaras patronales de la Mesa de Enlace a las fuerzas políticas, más complicada se presenta la posibilidad de controles y sanciones del Estado por la construcción de canales clandestinos. De ese modo, el drama de San Antonio de Areco expone al mercado en su expresión más genuina de destrucción con un Estado subordinado a las corporaciones. Esta es la forma de organización política y económica por la que está batallando desde marzo de 2008 la alianza de la trama multinacional sojera con las fuerzas políticas subordinadas a los intereses de los poderosos. En San Antonio de Areco ya hubo una muestra de su resultado y de lo que se puede esperar con la consolidación de su hegemonía: la inundación.

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