jueves, 18 de noviembre de 2010

Retomando los evangelios

Del gran Alfredo Zaiat. Completita

Uno de los caminos predilectos del discurso dominante para preservar sus privilegios es destacar la necesidad del diálogo y el consenso. Recomienda entonces la tolerancia y la convivencia democrática. Como ejercen y son el poder se trata de una relación asimétrica que busca adormecer el conflicto que puede afectar sus intereses. La idea de tolerancia para el establishment debilita las diferencias discursivas y enmascara las desigualdades. Cuanto más fragmentado se presenta el cuadro político y social, más resuena esa palabra, porque así el poderoso retiene su espacio de control, logrando la aceptación del sometido en aras del objetivo de la tolerancia. Esta es una exigencia, una imposición del ganador sobre el perdedor. Diálogo, consenso y tolerancia integran el glosario previsible de las entidades empresarias, reiterado en varios comunicados a lo largo de los últimos años. Se volvió a exponer en la reunión anual de la Unión Industrial Argentina que culminó ayer. En esta oportunidad, esa convocatoria a la convivencia quedó descolocada ante el desprecio expuesto por las principales cámaras empresarias para el intercambio de opiniones en la Comisión de Legislación Laboral de Diputados sobre el proyecto de distribución de utilidades entre los trabajadores. Ese desaire dejó en evidencia el sentido de esas palabras fetiche para el establishment. El consenso sólo sirve si es para aprobar iniciativas que resguardan sus beneficios. Cualquier alternativa es conflicto, autoritarismo, que no merece considerarse.

Pd: ya vuelvo eh,

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