sábado, 29 de mayo de 2010

Evangélica

Fuerza bruta, por Alfredo Zaiat

Una cosa es cuestionar algunos indicadores del Indec y otra muy distinta es otorgar credibilidad a índices que no resisten la mínima prueba de solidez técnica. Ese espacio de “no estadística” provoca un vacío que la ansiedad mediática, la especulación política y el instinto de supervivencia de funcionarios de primer nivel buscan llenar con indicadores privados. Cada uno tiene su motivación para ese comportamiento perturbador, pero no puede ocultarse que se trata de una elección política convalidar la producción estadística de consultoras de la city. Más aún cuando no esconden sus bajos instintos. Estos quedaron expuestos en forma contundente en expresiones de uno de los responsables de Buenos Aires City, agencia de referencia de algunos ministerios, de economistas heterodoxos y de la corriente mediática dominante. Nicolás Salvatore, de Buenos Aires City, escribió en su muro de Facebook (perfil público) el 26 de abril a las 8.41 horas: “Este gobierno termina con el mundial, es motivo de celebración. la inflación es un fuego santo, purificador, que incendiará a todo el kirchnerismo en la hoguera. Brindo por Phi (inflación esperada) esperado!! Y no solo brindo, me voy a encargar, como todos los meses, de que Phi esperado sea alto, muy alto, recontra alto, como diría el finado Guido Di Tella”.


Esta declaración de intenciones tiene la virtud de la sinceridad, cualidad no imitada por el resto de sus colegas, que se dedican a conjeturar el índice de precios aunque desean lo mismo que ese economista. A propósito, para no seguir contribuyendo a la confusión general, funcionarios y comunicadores sociales tienen a disposición una nota oficial que desmiente que Buenos Aires City sea un centro de investigación de la Facultad de Ciencias Económicas, atributo que se asignaba erróneamente (ver facsímil). En esa agencia también participa la ex directora del IPC del Indec Graciela Bevacqua. En lo que sí coinciden unos y otros especialistas de indicadores de precios a la carta es en ocultar que trabajan como asesores de diversas fuerzas políticas que aspiran a ser gobierno. Como se sabe, en esa instancia, los anhelos personales se confunden con la exigencia de realizar estudios serios sobre la realidad económica e indicadores estadísticos. Esto ha quedado en evidencia en más de una oportunidad a lo largo de estos años, con la conmovedora persistencia de esos economistas de la city en elaborar diagnósticos equivocados y, por lo tanto, proponer recetas de medidas que mostraron fracasar.

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