jueves, 24 de septiembre de 2009

Santa María Purísima Calidad

Hoy ha pasado la primera comisión en el Senado de la ley de Medios. El señor Comfer y los televidentes sufrimos las preguntas de algunos senadores (en general, radicales) durante 9 (sí, NUEVE) horas. Bien por TN (Todo Nentiras) por transmitir casi de forma ininterrumpida la comisión. Creo que esperaba que algún senador diera un golpe de nocaut y pudieran usarlo para esas travestidas promociones que hablan en nombre de la verdad. Bien y mal por la Televisión Pública (ex Atecé) por transmitir también la comisión, pero cortar con resúmenes cuando llegaban ciertas preguntas inquietantes (pero eso es propio de las pequeñas paranoias que constituyen el poder). Supongo también que el ex Atecé no podía no emitir parte de su programación. Pero todo esto son conjeturas. Vamos a la cuestión. Como podrán imaginarse, ni yo (sólo lo hice con interminencia) ni nadie, excepto nuestro señor Comfer, puede tolerar 9 horas de números y artículos. Aunque suene quejosa, es lo mejor que le puede pasar a la ciudadanía: el debate. Pero si hay debate, que sea con cordura. Porque criticar es fácil y preguntar boludeces más. Después de las NUEVE horas de debate, la senadora María Eugenia Estenssoro (Coalición Cívica), a quien guardaba cierto respeto, osó preguntar, como si no hubiese leído el proyecto ni escuchado las NUEVE horas de comisión, que le preocupaba que en el proyecto no estuvieran las palabras “periodismo” ni “prensa” seguidas de un concepto tan peligrosamente arbitrario: la calidad. A la senadora le preocupaba la calidad del periodismo, algo que no estaba escrito en el proyecto. ¿De qué calidad hablás, nena? ¿De la calidad de los medios como Clarín? ¿Acaso la competencia no estimularía la calidad? ¿Y no es el proyecto de este proyecto mejorar la competencia en el ámbito de los medios y, en consecuencia, la calidad? La Santa María Purísima Calidad. Después de NUEVE horas de debate, preguntar por la calidad! Muchacha ojos de clarinete. Y, como si fuera poco, insistía con una preocupación barthesiana. “Supongo”, dijo la atrevida, en la norma para el teatro (acá pierdo literalidad) en algún lado debe estar escrita la formación de los actores. ¿Qué? Bueh, sí, es todo lo mismo, ¿no? Y si ponemos muchos teatros, habrá más escuelas, más profesores, más actores, más público, más crítica, más representación, más competencia y más diálogo. No hace falta escribir actores. La calidad decanta. El señor Comfer, ante tal conocimiento cultural y preocupación barthesiana de la Estenssoro, gambeteó y dijo no tener presente lo de los actores y los teatros. No es de su competencia, claro. La calidad de la senadora siguió de largo.

1 comentario: